2024 CICLO B CUARESMA V
"Queremos
ver a Jesús". Pregunta fuerte de griegos, de judíos, de la gente
de hoy, del hombre de siempre.
Jesús mismo ofrece las
palabras y las imágenes: grano de trigo,
cruz, camino. Y como lienzo de fondo, la creación, nuestra tierra, con sus
pobres hambrientos de justicia y sus hijos anhelantes de luz. "Si el
grano de trigo que cae en tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho
fruto".
Mirad bien que el
acento, el énfasis de la expresión no está en morir, sino en dar mucho fruto. El interés del
evangelio es la fecundidad. La
semilla germina cuando muere a su forma actual, pero renace en la forma de
germen, y luego todo evoluciona hacia más
vida: el capullo en flor, la flor en
fruto, el fruto en pan.
En el ciclo de la vida espiritual
la vida no se quita, sino que se
transforma. Si eres generoso contigo mismo, si dedicas tiempo, corazón e
inteligencia, como un atleta, un científico o un amante a tu propósito,
entonces la vida no se detiene y no se pierde, sino que se multiplica.
Cada uno de nosotros es un grano de trigo llamado a fructificar. Trigo sembrado, lejos del
clamor y del ruido, en la buena tierra de mi familia, trabajo, en la tierra de
las lágrimas y esfuerzo. Llevamos dentro de una semilla de vida que contiene
mucha más energía de la que aparenta, pero posee remos el fruto cuando se
regala.
"Lo que la oruga llama el fin del mundo todo el
mundo lo llama mariposa" (Lao Tze), porque ya no se arrastra, sino que
vuela; muere a la vida de antes, para vivir en una forma superior.
En Cristo vemos la victoria
no del más fuerte, sino el más da. Hasta el final, hasta el extremo, más allá
del límite: la cruz.
Cuando sea elevado atraeré a todos hacia mí. De la cruz siento brotar una atracción universal,
una gravedad celestial: ahí está la imagen más pura y más alta que Dios da de
sí mismo. Lo que nos atrae de la cruz es la belleza del acto de amor. Hermoso es el que te ama, pero es más
hermoso el que te ama hasta el extremo. El crucifijo cubierto de sangre y saliva no es bello, pero es la
figura de una hermosa realidad: un amor
hasta la muerte.
La fea realidad de ese
cuerpo destrozado es el más bello reflejo de lo más bello de Dios, su locura de
amor. Belleza suprema es lo que sucedió fuera de Jerusalén, en la colina, donde
el Hijo del Dios infinito se dejó contener en lo infinitamente pequeño, ese
pedacito de madera y tierra que bastó para morir. "A un Dios humilde nunca nos acostumbramos" (Papa Francisco).
El Dios de Jesús, un
Dios vuelto del revés, trastoca nuestras imágenes ancestrales con un grano y
una cruz, la semilla humilde y el abajamiento extremo.
Jesús es así, un grano
de trigo que se consume para nutrir; una cruz que ya respira resurrección.
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