2024 CICLO B VIERNES SANTO
Hoy viernes santo es el
día de las preguntas. Por qué tanto cuerpo roto. Por qué tantos niños muertos
por falta de alimento. Por qué tanta soledad de los ancianos. Por qué tanta
mujer violada. Por qué tanta explotación, humillación, calumnia, masacres,
pobreza y desencanto.
Muchas veces lanzamos a
Dios nuestras quejas y pretendemos una respuesta; Él debe rendir cuentas, está
obligado a facilitarnos explicaciones. Dios debe justificarse. Pero Dios no
responde como yo quiero que lo haga; Dios no entra en este juego.
La respuesta que Dios
ofrece está en las palabras de Pilato; “He ahí al hombre”. Puede ser muy crudo
escuchar que Dios no ha venido a eliminar el dolor humano ni a presentarnos un
piadoso tratado sobre el sufrimiento. Dios no ha dado explicaciones. Dios hace
algo mucho más importante: viene a
compartir y a participar de nuestra condición: tomando sobre sí nuestro
sufrimiento. Esta es la Cruz y su sentido; una señal, un signo, un sacramento
del sufrimiento de la humanidad. Y a Dios se le desgarra el corazón; y eso que
Dios hace es muy propio de un padre que ama sin límite; es algo locamente
divino. Ya nada se pierde.
“El Hijo del hombre ha
venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido” (Lc 9, 10). Ha venido a
buscar nuestro dolor inútil para llevar, soportar y quitar nuestra angustia, ya
que desde ese día en que Cristo Jesús fue ofrecido como espectáculo de
humillación y de sufrimiento, lo divino
y lo humano se identifican hasta el punto de constituir un verdadero sacramento
ofrecido a todos, creyentes o no, bautizados o no, pecadores e inocentes; un
sacramento de vida.
“Aquí lo tenéis”; “he
ahí al hombre” que hace posible el camino a Dios desde la Cruz que salva y
redime todo lo que parece estar perdido a los ojos de la humanidad.
Junto a la cruz de Jesús aparece su Madre y en el
discípulo a quien amaba. Al pie de la cruz nace la nueva familia de
Jesús. El discípulo acoge a la Madre de Jesús como algo suyo. Al pie de la
cruz, asistimos al nacimiento de la
Iglesia. Somos una familia nacida
del costado que nos amó hasta la muerte y muerte de cruz. Somos una familia
que trabaja por un reino de amor
apasionado.
María, madre nuestra
déjanos estar contigo al pie de todas las cruces del mundo. Déjanos entender
que dar la vida, día a día, es la única forma segura de tenerla en abundancia.
El mismo evangelista
Juan que hoy nos narra la pasión de Jesús, él mismo nos anunciará a gran voz y
con gran sobresalto que la losa del sepulcro estaba quitada y que Jesús nos
muestra un nuevo éxodo de vuelta a la vida.
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