2024 CICLO B FESTIVIDAD DE SAN JOSE
Celebramos hoy la
festividad de San José, esposo de la Virgen María, padre de Jesús y protector
de la Iglesia.
Hombre bondadoso y
justo a los ojos de Dios, hombre de sueños imposibles y manos callosas, protagonista
de una historia preñada de contradicciones y promesas: su hogar y sus sueños
cuentan una historia de amor, sus dudas y su corazón herido narran una historia
muy humana de expectación y crisis.
Antes de que se fueran
a vivir juntos, María se encontró embarazada. Entonces José pensó en repudiarla
en secreto. En secreto. Era la única
manera que encontró de salvar a María del riesgo de la lapidación, porque la
amaba, ella ocupaba su vida, su corazón, incluso sus sueños.
¿De quién aprendió
Jesús a oponerse a la antigua ley, a anteponer la persona a las normas, si no
fue oyendo a José contar la historia del amor que le hizo nacer, la historia de
un artificio destinado a salvar a su madre de la lapidación? ¿Cómo aprendió
Jesús a elegir la palabra familiar "abba", esa palabra suya tan
infantil, tan identificativa y exclusiva, si no fue delante de ese hombre de
ojos y corazón profundos?
Llamando
"abba" a José, papá, aprendió lo que evoca ese nombre dulce y fuerte,
cómo es una revelación del rostro de amor de Dios. José que nunca habla, del
que el evangelio no recuerda ni una palabra, hombre silencioso y valiente,
concreto y libre, soñador: a sus sueños se confía el destino del mundo. Porque el hombre justo tiene los mismos
sueños que Dios. Soñar requiere valor, no sólo fantasía. Significa no
contentarse con el mundo tal como es. La materia de la que están hechos los
sueños es la esperanza.
El Evangelio registra
no menos de cuatro sueños de José, sueños de palabras. Y cada vez es un anuncio
parcial, incompleto (toma al niño y a su madre y huye...) cada vez una profecía
corta, demasiado corta, sin horizonte claro, sin fecha de regreso. Pero
suficiente para tomar para sí a la madre y al niño, para partir hacia Egipto y
tomar después el camino de vuelta. Es el camino imperfecto de los justos e
incluso de los profetas, es más, de todo creyente.
También nosotros
tendremos tanta luz como sea necesaria para dar un paso, y luego la luz se
renovará, como los sueños de José. Tendremos tanto valor como sea necesario
para afrontar la primera noche. Entonces se renovará el valor, como del justo
José.
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