Hoy es miércoles y en nuestra parroquia a las 19:15
siempre realizamos la adoración eucarística. A pesar de no estar juntos,
queremos unirnos en el corazón y en la oración.
ADORACIÓN
EUCARISTICA
Adorar es contemplar para
parecernos a Él.
Adorar es ser contemplado por
Jesús. Es
dejar que Él pose su mirada en
nosotros.
Adorar es reconocer la majestad
del Señor.
Es vivir el primer mandamiento.
Es dejar
que Dios sea Dios. Es adentrarnos
en el
misterio de Getsemaní. Es
anticipar lo que
haremos en el cielo noche y día…
- Alabado
sea el Santísimo Sacramento del Altar
- Sea por siempre
bendito y alabado
- Padre
nuestro, avemaría, gloria
Silencio
Himno: A
Jesús Crucificado
No me mueve mi Dios para quererte
El cielo que me tienes prometido
Ni me mueve el infierno tan temido
Para dejar por ello de ofenderte
Tú me mueves, Señor: muéveme el verte
Clavado en una cruz y escarnecido
Muéveme ver tu cuerpo tan herido
Muéveme tus afrentas y tu muerte
Muéveme, en fin, tu amor y en tal manera
Que, aunque no hubiera cielo yo te amara
Y aunque no hubiera infierno te temiera
No me tienes que dar porque te quiera
Pues, aunque lo que espero no esperara
Lo mismo que te quiero, te quisiera
Poema: La
Cosecha (autor desconocido)
“Quien
planta árboles, cosecha alimento.
Quien
planta flores, cosecha perfume.
Quien
siembra trigo, cosecha pan.
Quien
planta amor, cosecha amistad.
Quien
siembra alegría, cosecha felicidad.
Quien
planta vida, cosecha milagros.
Quien
siembra verdad, cosecha confianza.
Quien
siembra fe, cosecha certeza.
Quien
siembra cariño, cosecha gratitud.
No
obstante, hay quien prefiere sembrar tristeza y cosechar amargura.
Plantar
discordia y cosechar soledad.
Sembrar
viento y cosechar tempestad.
Plantar
ira y cosechar enemistad...
Plantar
injusticia y cosechar abandono.
Somos
sembradores conscientes, repartimos diariamente millones de semillas a nuestro
alrededor. Que podamos escoger siempre las mejores, para que, al recibir la
dádiva de la cosecha justa, tengamos siempre motivos para agradecer...”
Meditación: Es necesario y urgente recordar, que todo de lo que hagamos tiene eco, y
este hará eco en la eternidad. Hoy más que nunca nos hemos dado cuenta que la
escala de valores se habían quedado relegadas y a causa de esta situación
histórica actual, nos hemos dado cuenta cuan necesaria son. El tan cacareado
individualismo puro, en que sólo importaba el “yo”, se ha desmontado. Nos necesitamos
todos y si remamos en una misma dirección saldremos de esta. También
necesitamos la presencia de Jesús en nuestra vida. Él es el medico que
fortalece nuestros corazones, a pesar del cansancio, nos renueva para una vida
nueva. Que salgamos de esta prueba más fortalecidos y más humanos.
LETANÍAS EUCARÍSTICAS
Santísima Eucaristía, te adoramos.
Don inefable del Padre, te adoramos.
Signo de amor supremo del Hijo, te adoramos.
Prodigio de caridad del Espíritu Santo, te adoramos.
Fruto bendito de la Virgen María, te adoramos.
Sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo, te adoramos.
Sacramento que perpetúa el sacrificio de la Cruz, te adoramos.
Sacramento de la nueva y eterna alianza, te adoramos.
Memorial de la muerte y resurrección del Señor, te adoramos.
Memorial de nuestra salvación, te adoramos.
Sacrificio de alabanza y de agradecimiento, te adoramos.
Sacrificio de propiciación, te adoramos.
Morada de Dios entre los hombres, te adoramos.
Banquete de las Bodas del Cordero, te adoramos.
Pan vivo bajado del Cielo, te adoramos.
Maná escondido lleno de dulzura, te adoramos.
Verdadero Cordero Pascual, te adoramos.
Tesoro de los fieles, te adoramos.
Viático de la Iglesia peregrina, te adoramos.
Remedio de nuestras enfermedades diarias, te adoramos.
Medicina de inmortalidad, te adoramos.
Misterio de la Fe, te adoramos.
Ancla de Esperanza, te adoramos.
Vínculo de caridad, te adoramos.
Signo de unidad y de paz, te adoramos.
Fuente de gozo purísima, te adoramos.
Sacramento que da fuerza y vigor, te adoramos.
Pregustación del banquete celestial, te adoramos.
Prenda de nuestra resurrección, te adoramos.
Prenda de la gloria futura, te adoramos.
OREMOS
Oración del Consejo de
Conferencias Episcopales de Europa, para esta situación de pandemia.
«Dios Padre, Creador
del mundo, todopoderoso y misericordioso,
que por nuestro amor
enviaste a tu Hijo al mundo
como médico de almas
y cuerpos:
mira a tus hijos que,
en este difícil momento de desconcierto
y consternación en
muchas regiones de Europa y del mundo,
recurren a Ti en
busca de fortaleza, salvación y alivio.
Libéranos de la
enfermedad y del miedo,
sana a nuestros
enfermos,
consuela a sus
familias,
da sabiduría a
nuestros gobernantes,
energía y recompensa
a los médicos, enfermeras y voluntarios,
y la vida eterna a
los fallecidos.
No nos abandones en
el momento de la prueba
y libéranos de todo
mal.
Te lo pedimos a Ti,
que con tu Hijo y el Espíritu Santo,
vives y reinas por
los siglos de los siglos. Amén».
V/. ¡Santa María, Madre de los Desamparados!
R/. Ruega por nosotros
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