Recordando la conmovedora ceremonia, en medio de la
lluvia en la capital italiana, el Papa Francisco dijo, el viernes pasado, día
27 de marzo, que el coronavirus puso a todas las personas “en la misma
barca". Fue un dramático y solitario momento de oración en la Plaza de San
Pedro, e instó al mundo a ver la crisis como una prueba de solidaridad y un
recordatorio de valores básicos.
"Una espesa
oscuridad se ha acumulado sobre nuestras plazas, nuestras calles y nuestras
ciudades", dijo, hablando desde los escalones de la Basílica de San
Pedro hacia una plaza completamente vacía y lluviosa antes de realizar una
bendición "Urbi et Orbi" -a la ciudad y al mundo- extraordinaria.
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