sábado, 23 de diciembre de 2023


 

2023 CICLO B TIEMPO DE ADVIENTO IV

La figura central de este 4 domingo de adviento es la Virgen María y el relato de la anunciación es una invitación a despertar en nosotros algunas actitudes básicas que hemos de cuidar para vivir nuestra fe de manera gozosa y confiada: la receptividad, la admiración, el agradecimiento, la disponibilidad. Basta que recorrer el mensaje de la boca del ángel.

ALÉGRATE. Es lo primero que María escucha de Dios, y lo primero que hemos de escuchar también nosotros. Alégrate, es la primera palabra de Dios a toda criatura. En estos tiempos, que a nosotros nos parecen de incertidumbre y oscuridad, llenos de problemas y dificultades, lo primero que se nos pide es no perder la alegría. Sin alegría, la vida se hace más difícil y dura.

EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO. La alegría a que se nos invita no es un optimismo forzado ni un autoengaño fácil. Es la alegría interior que nace desde la convicción de que no estamos solos. Una alegría que nace de la fe. Dios nos acompaña, nos defiende y busca siempre nuestro bien. Podemos quejarnos de muchas cosas, pero nunca podremos decir que estamos solos, pues no es verdad. Dentro de cada uno, en lo más hondo de nuestro ser, está Dios, nuestro Salvador.

NO TEMAS. Son muchos los miedos que pueden despertarse en nosotros. Miedo al futuro, a la enfermedad, a la muerte. Nos da miedo sufrir, sentirnos solos, no ser amados. Podemos sentir miedo a nuestras contradicciones e incoherencias. El miedo es malo, hace daño. El miedo ahoga la vida, paraliza las fuerzas, nos impide caminar. Lo que necesitamos es confianza, seguridad y luz.

HAS HALLADO GRACIA ANTE DIOS. No solo María, también nosotros hemos de escuchar estas palabras, pues todos vivimos sostenidos por la gracia y el amor de Dios. La vida sigue ahí, con sus dificultades y preocupaciones. La fe en Dios no resuelve los problemas diarios. Pero todo es diferente cuando vivimos buscando en Dios luz y fuerza para enfrentarnos a ellos.

En la puerta misma de la Navidad, se nos ofrece un domingo para, personal y como comunidad cristiana, no nos dejemos robar la navidad. Si nos roban el motivo de la Navidad que es Jesús mismo y su protagonismo en nuestra vida, nos dejamos despojar de un tesoro fecundo que ninguna campaña comercial, ni ninguna costumbre social podrá sustituir.

Las fiestas navideñas tienen múltiples y valiosos valores: la familia, los niños, la alegría, el desearnos la paz y un buen año nuevo. Pero sin el valor central: Cristo con nosotros, todo puede quedarse en meros deseos que no alimentan ni esperanza, ni cambios a mejor. Navidad con Niño, con Jesús en el centro, es la posibilidad de hacer una fiesta con contenido y profundidad, en la que sean, cual sean otras circunstancias difíciles o dolorosas, tiene sentido el festejar porque nos hace más humanos, más divinos, más hermanos, más humanizadores. Necesitamos despertar en nosotros la confianza en Dios y la alegría de sabernos acogidos por él.

Démonos la oportunidad de celebrar la Navidad.

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