2023 CICLO B TIEMPO DE ADVIENTO IV
La figura central de
este 4 domingo de adviento es la Virgen María y el relato de la anunciación es
una invitación a despertar en nosotros algunas actitudes básicas que hemos de
cuidar para vivir nuestra fe de manera gozosa y confiada: la receptividad, la admiración, el
agradecimiento, la disponibilidad. Basta que recorrer el mensaje de la boca
del ángel.
ALÉGRATE.
Es lo primero que María escucha de Dios, y lo primero que hemos de escuchar
también nosotros. Alégrate, es la primera palabra de Dios a toda criatura. En
estos tiempos, que a nosotros nos parecen de incertidumbre y oscuridad, llenos
de problemas y dificultades, lo primero que se nos pide es no perder la
alegría. Sin alegría, la vida se hace más difícil y dura.
EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO. La alegría a que se nos invita no es un optimismo
forzado ni un autoengaño fácil. Es la alegría interior que nace desde la
convicción de que no estamos solos. Una alegría que nace de la fe. Dios nos
acompaña, nos defiende y busca siempre nuestro bien. Podemos quejarnos de
muchas cosas, pero nunca podremos decir que estamos solos, pues no es verdad.
Dentro de cada uno, en lo más hondo de nuestro ser, está Dios, nuestro
Salvador.
NO TEMAS.
Son muchos los miedos que pueden despertarse en nosotros. Miedo al futuro, a la
enfermedad, a la muerte. Nos da miedo sufrir, sentirnos solos, no ser amados.
Podemos sentir miedo a nuestras contradicciones e incoherencias. El miedo es
malo, hace daño. El miedo ahoga la vida, paraliza las fuerzas, nos impide
caminar. Lo que necesitamos es confianza, seguridad y luz.
HAS HALLADO GRACIA ANTE DIOS. No solo María, también nosotros hemos de escuchar
estas palabras, pues todos vivimos sostenidos por la gracia y el amor de Dios.
La vida sigue ahí, con sus dificultades y preocupaciones. La fe en Dios no resuelve
los problemas diarios. Pero todo es diferente cuando vivimos buscando en Dios
luz y fuerza para enfrentarnos a ellos.
En la puerta misma de
la Navidad, se nos ofrece un domingo para, personal y como comunidad cristiana,
no nos dejemos robar la navidad. Si nos roban el motivo de la Navidad que es
Jesús mismo y su protagonismo en nuestra vida, nos dejamos despojar de un
tesoro fecundo que ninguna campaña comercial, ni ninguna costumbre social podrá
sustituir.
Las fiestas navideñas
tienen múltiples y valiosos valores: la familia, los niños, la alegría, el
desearnos la paz y un buen año nuevo. Pero sin el valor central: Cristo con
nosotros, todo puede quedarse en meros deseos que no alimentan ni esperanza, ni
cambios a mejor. Navidad con Niño, con
Jesús en el centro, es la posibilidad de hacer una fiesta con contenido y
profundidad, en la que sean, cual sean otras circunstancias difíciles o
dolorosas, tiene sentido el festejar porque nos hace más humanos, más divinos,
más hermanos, más humanizadores. Necesitamos despertar en nosotros la confianza
en Dios y la alegría de sabernos acogidos por él.
Démonos la oportunidad
de celebrar la Navidad.
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