2023 DICIEMBRE MEDITACIÓN EUCARISTICA:
La estrella de Belén
En esta tarde, tan cercana ya la Navidad queremos que
nos ayudes a abrir nuestro corazón de par en par, para poder recibirte y
posibilitar que tu nazcas en medio de nosotros y en nuestros corazones. Tu que
eres nuestra luz y nuestra alegría, hazte presente Señor y rompe nuestros
desánimos, nuestras flaquezas, nuestro desinterés. Reconoce os que la Navidad
es el gran regalo de Dios a la humanidad, no solamente nos da cosas, sino que
se dio a sí mismo: La palabra se hizo hombre y acampó entre nosotros. Es el
mejor don, regalo que Dios pudo hacer a la humanidad. También nosotros queremos
ofrecerte en esta Navidad, nuestro corazón generoso, amable y sincero.
La estrella
de Belén: La noticia del nacimiento de Jesús
corrió por el pueblecito de Belén y alrededores con mucha rapidez. Los pastores
fueron los primeros en enterarse, y todos querían visitar al recién nacido y
agasajarle con algún regalo.
Unos
pastores llevaban queso, otra leche… alguno tenía unas preciosas flores para la
Virgen María. El que menos, llevaba lana para abrigar al pequeño. Pero había
una pastorcita tan pobre, que no tenía absolutamente nada que llevar.
La
pastorcita estaba muy triste, porque no quería presentarse allí sin regalo. Se
acercó a un pozo y se puso a llorar. Pero de pronto, descubrió en el fondo del
agua algo muy brillante… ¡era una estrella!
La
pastorcita se puso muy contenta, y con mucho cuidado, echó el cubo al pozo para
‘pescar’ su estrella. ¡Qué ilusión le hizo comprobar que lo había logrado! ¡Que
tenía una estrella en el agua del cubo y que sería un regalo perfecto para el
niño Jesús!
Durante todo
el camino, la pastorcita tuvo mucho cuidado de no tirar su estrella. De vez en
cuando iba mirando por si acaso… Y así llegó hasta el pesebre en donde estaba
Jesús. Al verlo, se emocionó. El pequeño sonreía y estaba rodeado por muchos
otros pastores. Ella se acercó temblorosa, pero con mucha ilusión por ver la
carita del pequeño al descubrir su estrella.
Pero al
enseñarle el cubo, en el agua ya no había nada, porque el techo del pesebre
impedía que las estrellas se reflejaran en el agua. El niño Jesús, sin embargo,
sonrió, sonrió mucho… aunque la pequeña, disgustada, comenzó a llorar.
Entonces,
sucedió algo increíble: de las lágrimas de la niña, comenzaron a brotar
estrellas, hasta que una de ellas se hizo grande, muy grande, y ascendió al
cielo con un brillo especial. El niño Jesús estaba muy feliz y la estrella,
sobre el pesebre, anunció a todos, el lugar en donde se encontraba el hijo de
Dios.
Desde
entonces, todos colocamos una estrella encima del pesebre, que nos recuerda el
regalo que más ilusión le hizo al niño Jesús. No fue el regalo en sí, sino el
amor con el que la pequeña pastorcita lo imaginó para él.
Jesús que hermoso es pensar que el origen de la “La
estrella de Belén” es el amor tan grande de aquella pastorcita. Los regalos más
valiosos son los que nacen del corazón. El verdadero valor del regalo no es su
precio, peso o cantidad, sino el cariño con el que se prepara, se ofrece y se
da.
La Navidad nos recuerda que nace el hijo de Dios por
pura gratuidad y que nos otorga su salvación sin merito nuestro. Los signos de bondad
y ciertos detalles de cariño no se compran con dinero.
Este cuento de la pastorcita y la estrella de Belén
nos recuerda que el valor esencial de la Navidad es el amor.
Nuestra costumbre de regalar en estos días, en sí no
valdrían nada, si nosotros no lo hacemos con el cariño que alberga nuestro
corazón. En realidad, lo que se busca con un regalo es la felicidad del otro.
Se busca sorprender y, sobre todo, expresar el cariño. Pues que mejor forma de
ofrecer nuestro cariño con nuestra presencia, cercanía, amabilidad y
participación en la vida de los demás.
Por eso, en ‘La estrella de Belén’, el niño Jesús
valoró la intención de la pastorcita, que había caminado tanto con un cubo
lleno de agua, ilusionada por ver la carita del recién nacido al ver el brillo
de su estrella.
Ayúdanos Jesús a brillar por nuestra bondad como esta
estrella de Belén, nacida de las lágrimas de una pobre pastorcita. Amén
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